miércoles, 7 de enero de 2009

San Pedro Tomás


Nació por el 1305 en Salimaso, diócesis de Sarlat, en Francia, de padres muy pobres.
De muy niño abrazó la vida del Carmelo.


Aunque dotado de pocas cualidades físicas, alcanzó sin embargo con su tesón y esfuerzo y ayudado de la divina gracia, tan gran sabiduría y santidad que, ingresado en el Carmelo, es casi increíble lo que trabajó por la gloria de Dios y el bien de la almas al servicio de la Orden, de la que fue Procurador General, y al servicio de toda la Iglesia, tanto latina como oriental.


Mientras era Procurador General de la Orden, por el 1351, señalan algunos autores, que recibió de la Virgen María la Promesa de la perpetuidad de la Orden. Eran malos aquellos años por la "peste negra" que azotaba a toda Europa.


Fue cofundador de la Facultad de Teología en la Universidad de Bolonia.
Los papas y reyes le encomendaron empresas nada fáciles, que desempeñó con esmerado acierto.
Fue nombrado obispo de Patti y Corón, Legado Pontificio y Patriarca de Constantinopla, donde trabajó con gran celo por la defensa de los derechos de la Iglesia.


También se distinguió como predicador y confesor admirable, que conmovía los corazones más empedernidos. Cualidad suya fue la de pacificador de príncipes y reyes y la de ecumenista que le hizo conseguir de muchos la vuelta al seno de la iglesia.
Aun siendo Obispo y Patriarca, siempre que podía vivía en los conventos de la Orden y era estricto en la observancia, levantándose incluso a media noche para el rezo de los maitines y quedándose en oración muchas veces hasta la mañana siguiente.


Al final de su vida, pudo decir: "Por gracia de Dios, desde mi profesión en la Orden, por ninguna causa he dejado de rezar ningún día el oficio completo".


Siendo legado pontificio en Tierra Santa, los sarracenos decretaron su martirio "Mi dicha, dijo, sería derramar mi sangre en el mismo lugar donde la dio mi Redentor por los hombres".


"Reducido a piel y huesos" el 6.1.1365, lleno de méritos y llorado por todos, expiró en el convento carmelitano de Famagusta.


Su culto fue confirmado por el papa Pablo V el 1609.


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