viernes, 9 de enero de 2009

San Andrés Corsini

Nació en Florencia a finales del siglo XIV. Sus padres, Nicolás Corsini y Gema degli Stracciabende, pertenecían a una de las familias más aristócraticas de la ciudad. Tuvieron doce hijos.

De muy joven ingresó en la Orden del Carmen y se propuso observar la más estricta observancia de Ja Regla del Carmen y se distiguó por su caridad fraterna, austeridad y rigor en las penitencias.

Como provincial, supo mantener entre los religiosos el espíritu de disciplina, el culto de la pobreza y de la oración y la observancia de la Regla, se cuidó particularmente de la formación de los jóvenes según el espíritu y la tradición de la Orden y supo infundir a todos el celo apostólico.

Durante la peste que asoló a la región, se entregó con heroísmo al cuidado de los apestados.
El año 1349 fue nombrado obispo de Fiésole, diócesis cercana a Florencia, donde reveló pronto las dotes de prudencia y de bondad con que el Señor le había agraciado.

Escogió para él, en su palacio, una celda reservada, en la que dormía sobre un lecho de sarmientos y donde pasaba largas horas de la noche en oración.

Sus biógrafos lo presentan como obispo siempre adicto a la Santa Sede y entregado totalmente a su diócesis, acérrimo defensor y fiel administrador del patrimonio eclesiástico, pregonando que los bienes de la Iglesia son de los pobres; celoso reformador de la fe y de las costumbres; consciente del oficio principal del ministerio sacerdotal, que es dar culto a Dios y evangelizar al pueblo conduciéndolo a Dios.

El papa le confió con frecuencia importantes misiones para solucionar conflictos, juzgar y apaciguar querellas o visitar monasterios relajados.

Murió después de habérselo anunciado la Virgen María, el 6.1.1374.

Sobre su tumba, que se conserva en la basílica del Carmen de Florencia, se pudo grabar este epitafio: "Admirable por el ejemplo de su vida y de su elocuencia".

Su culto comenzó a raíz de su muerte, pero su canonización solemne no llegó hasta el 29.4.1629.

En la Basílica de San Juan de Letrán, de Roma, tiene dedicada, desde 1734, una hermosa capilla.

Su fiesta se celebra el 9 de enero.


ESPIRITUALIDAD

Este santo es uno de los más preclaros hijos del Carmelo, propuesto por el papa Urbano VIII, al canonizarlo, como modelo de superiores y de obispos.
Amante de su Orden, cuyo hábito jamás dejó de vestir aun siendo obispo, para significar que quería vivir y morir como auténtico religioso carmelita.

Rezaba todos los días, además del oficio divino, los siete salmos penitenciales y la letanía de los santos, disciplinándose a continuación. Su abstinencia fue perpetua y su comida muy parca, compartida a menudo con los pobres.
Profesaba particular y filial devoción a la Virgen, reconocía que ella le había salvado de la corrupción de un mundo seductor y que lo debía todo a su maternal protección.

Verdadero "Mensajero y Angel de Dios", según su primer biógrafo, defensor de la paz en Florencia y Bolonia, trabajador infatigable por la salvación de las almas.
Siempre supo conjugar su caritativa benevolencia con un celo infatigable por la santificación de clero, la firmeza del justiciero con la ternura de padre; así pudo llegar a ver introducida en su diócesis en una floreciente reforma.

Todo, merced a una ingente labor pastoral, una asidua oración y una vida de más austeridad que la del claustro.
Fue en todo momento el predicador incansable la estrella que guía y la luz fúlgida que delataba loc errores y la vanidad del mundo. Su palabra hacía mella en los corazones y eran muchos los que venían de lejos a escucharle.

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